Vamos a suponer por un segundo que nunca escuchaste Fake tales of San Francisco. Vamos a suponer que tenemos que contarte quiénes son los Arctic Monkeys.

Imaginate un grupo de púberes ingleses. Prepotentes, con mucha fuerza para cambiar al mundo y mucha pero mucha soberbia. Ponele un instrumento a cada uno, y como sabés que pasa con los ingleses, les tirás un zapato y te componen un tema.

Así es como estos pendejos bien maduros le ponen el pecho a una situación policíaca en Riot Van, con policías acercándose a preguntarle por qué toman una cerveza si son menores (nadie me dijo que debía tener una edad para algo) o despotrican contra los tratos impunes de los patovicas en From The Ritz to the Rubble. En ambos casos, muestran sus dientes y su combativa adolescencia para demostrar (como lo harían con sus posteriores discos Favourite Worst Nightmare, Humbug y Suck it and see) que estos nenes se la aguantan y bastante.

Este es su disco debut, tiene sus buenos años, y sin dudas más de un artista consagrado habría deseado escribir (ni hablar de vender). A certain romance es uno de los cierres más dignos y envidiosos de los últimos años. Whatever people say what i am, that’s what I’m not es una de esas creaciones que te permite demostrar que el amor a la música tampoco conoce de edades.